junio 15, 2007

El que tenga puercos...

De regreso de un largo período sin escribir en este blog.

Leyendo antiguas entradas (verdaderamente antiguas), repaso la lista de barbaridades para reírme un rato y me encuentro con que incluí la famosa frase "El que tenga puercos que los amarre y el que no, que no".

Sería interesante saber las versiones que corran por allí acerca del origen de esta frase cuya sintaxis confunde pero se aclara si se conoce su historia, la que me permito narrar en la versión de un tío mío.

Resulta que en un pueblo había dos vecinos cuyos jardines colindaban. Uno de ellos, al que llamaremos simplemente A, tenía un puerco que paseaba libremente por su jardín. Un día, el puerco encontró un hueco por el que pudo pasar al jardín del vecino, a quien llamaremos B. El animal se dedicó entonces a comer todo lo que encontró, provocando algunos desastres. B, al darse cuenta de lo que el puerco de A había provocado decidió "cobrarse los daños" quedándose con el animal. Para ello le puso un lazo al cuello y lo amarró para que no pudiera regresar al jardín de su dueño.

Cuando A se dio cuenta que su puerco había desaparecido de su jardín, se dedicó a buscarlo hasta que lo encontró amarrado a un árbol dentro del jardín de B. Pensando que había sido víctima de un robo, se dirigió al Presidente Municipal, máxima autoridad del pueblo, y acusó a B de haberle robado el puerco. El Presidente Municipal ordenó que B fuera llevado delante de él para pedirle explicaciones. Cuando B se presentó, escuchó la acusación que A había promovido en su contra y se defendió diciendo que la ley decía que el puerco le pertenecía, ya que no lo había robado sino que el puerco, "por su propia voluntad", había entrado en su jardín, expresando así "el deseo de cambiar de dueño", y concluyó pidiendo al Presidente Municipal que fallara la decisión en su favor, otorgándole la propiedad legítima del animal.

Era cierto: A no había tenido los cuidados necesarios para prevenir que el animal escapara de su propiedad y B, aun sabiendo de quién era el animal, se había apropiado del mismo disfrutando en su favor el hecho de haberlo "encontrado" dentro de su propiedad y amarrándolo para que no regresara a su antiguo dueño.

El Presidente Municipal tuvo que fallar en favor de B según la ley, pero sabiendo que la cosa no era justa y para evitar en el futuro este tipo de "malas interpretaciones legales" por parte de gente sin escrúpulos, decidió publicar un bando que puso bien visible a todos: "El que tenga puercos que los amarre y, el que no, que no", sentando así un precedente para poder fallar en un futuro en contra de quienes, aprovechándose de ciertas situaciones, se "pasan de listos".

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